jueves, 29 de septiembre de 2011

Asesinados en España cuatro millones de cantantes al año



¿Lo habéis notado? La llegada del otoño coincide con la llegada del silencio al campo, y seguramente por eso nos pone tan tristes esta recién estrenada estación.
Los pájaros cantores, que tantas alegrías de espíritu nos han dado durante la primavera y el verano, han enmudecido. O están camino de África o se han quedado como invernantes, pero sin la imperiosa necesidad de criar ya no malgastan energías en maravillosos trinos. Yo al menos los echo de menos.
Sin embargo, de acuerdo con la particular percepción de algunos supuestos amantes de la naturaleza, esta época es ideal para dar rienda suelta a sus instintos más primitivos, los de capturar, enjaular, matar y comerse millones de pajaritos.
Sólo en España se calcula que cada año mueren con técnicas ilegales de caza más de cuatro millones de aves, cuatro millones de excepcionales cantantes asesinados sin razón. La mayoría son petirrojos y currucas cuidados con primor en el norte de Europa, que cuando llegan a nuestro solar patrio se encuentran con pegamentos, redes, escopetas de balines y cepos especialmente diseñados para saciar nuestras ansias gastronómicas. Con jilgueros y pardillos la situación es diferente. Se autoriza su captura por decenas de miles para abastecer esa extraña tradición ornitológica de enjaularlos para disfrutar de su canto en la terraza de un piso. Una actividad incontrolada pues prácticamente ningún agente supervisa el respeto a los cupos máximos, la captura de otras especies, de jóvenes y hembras, ni si al final muchos acabarán en la sartén.
Todas estas prácticas son contrarias a la normativa europea y estatal, pero las administraciones autonómicas gustan de hacer la vista gorda por eso de llevarse bien con sus electores más primitivos.
Por suerte (y por cultura) cada vez son menos los matadores y encarceladores de pájaros. También porque hay asociaciones como SEO/BirdLife empeñadas en acabar con estas salvajadas en los tribunales, pero especialmente en la calle. Organizando actos de exaltación de las aves en libertad, como el amplio programa que este fin de semana se desarrollará en toda España con motivo de la celebración del Día de las Aves.
Una ocasión perfecta para acercarnos a estos hermosos animales con prismáticos. Porque como recuerda el lema de esta edición, “nacieron para volar libres”.

Actúa y denuncia estas trampas mortales
La nueva web de SEO/BirdLife www.cazailegalaves.es, además de ofrecer información, documentación, imágenes y recursos sobre estas técnicas ilegales, pone a nuestra disposición una herramienta novedosa para que podamos denunciar el parany, responsable de la matanza de millones de aves insectívoras en el Levante español. Consiste en atrapar aves cuando se posan en árboles-trampa impregnados con pegamento o liga, impidiéndoles el vuelo, para después darles muerte aplastándoles el cráneo con los dedos.
Las denuncias se pueden hacer a través de la red y tienen como objeto colaborar con las fiscalías de Tarragona y Castellón para perseguir judicialmente estos delitos.
Por cierto, resulta imposible ver el vídeo de la campaña y no sobrecogerse ante tan salvaje matanza de unos seres maravillosos.

Visto en: La crónica verde

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Amor


leona-rescata-cachorro-kenia5
Desde que soy madre entiendo que nos viene de adentro una fuerza extraordinaria que antes no sabíamos que poseíamos. La naturaleza, el instinto, o la empatía, el apego, el “amor” del que nos habla Maturana, quizás son  responsables de esta actitud.
Una conducta que es replicada en las leonas, uno de los animales más aguerridos dentro del reino animal. Y cuando alguna de sus crías está  en peligro no trepidan en defenderla o socorrerla con toda su ferocidad y potencia.  Esto quedo registrado en una reserva natural de Kenya por el fotógrafo Jean-François Largot, retratista de la vida salvaje, que captó el momento en que un cachorrito león cayó a un precipicio.
Como en una sociedad pensada por Sócrates, se unieron varios integrantes de la manada para ayudar . Su madre llega al borde del precipicio con otras tres leones y un macho. Las hembras, todas juntas, comienzan a trepar hacia abajo, pero vuelven  atrás intimidadas por la caída en picada.
Es la madre entonces la que toma el riesgo.
Y con bastante éxito!
Logra tomar con sus dientes al leoncito y trepar con sus fuertes garras el despeñadero.
Ya a salvo, enjuga sus lagrimitas con tiernos langueteos. Nada de reprimendas. Es sólo un chico algo curioso. Ya habrá tiempo de guiarlo hacia caminos más seguros.

Visto en veoverde

domingo, 25 de septiembre de 2011

Pajarito, sí pías de más pierdes bocado


polluelos
Una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha demostrado que las exigencias de comida exageradas de los polluelos no compensan energéticamente.
El estudio, realizado con pollos de alcaudón meridional, un ave muy extendida por la Península Ibérica, ha sido publicado en la revista Journal of Evolutionary Biology.
Las crías de aves altriciales, aquellas que nacen ciegas, sin plumaje y casi sin movilidad, piden comida mediante un comportamiento extravagante y llamativo. Sin embargo, ese comportamiento tiene un coste, ya que las exigencias insistentes repercuten de forma negativa en la capacidad de crecimiento y en la respuesta inmune de los pollos
Explica el investigador del CSIC Gregorio Moreno-Rueda, de la Estación Experimental de Zonas Áridas.

Según este estudio, para que las señales sean honestas y reflejen fielmente la necesidad de los pollos, hambre en este caso, deben ser costosas de producir, de lo contrario los pollos pedirían a sus padres más comida de la que los padres deben suministrarles y se produciría un conflicto paternofilial.
Durante el experimento, el equipo de investigación separó dos grupos de pollos, a los que sometió a las mismas condiciones ambientales y suministró la misma cantidad de alimento.
Sin embargo, uno de los grupos fue estimulado para que solicitase comida durante casi 30 segundos por hora, mientras que el otro solo dos.
Tras la comparación de resultados los investigadores vieron que el grupo de aves que solicitó alimento durante menos tiempo presentaba una tasa de crecimiento y una respuesta inmune superior al otro grupo.
Los resultados de nuestra investigación podrían ayudarnos a comprender la psicología infantil de los humanos, ya que el llanto de los bebés es análogo al comportamiento de petición de los pollos. Si nuestros resultados son extrapolables a la psicología infantil, el llanto supondría un gasto de energía que se traduciría en una reducción de la tasa de crecimiento y de la inmunocompetencia
Vía | CSIC

domingo, 4 de septiembre de 2011

Censo de la biodiversidad


La Tierra está llena de vida. Desde las profundidades abisales de los océanos a la cima del Everest, millones de especies diferentes pueblan cada rincón, cada agujero, cada nicho inhóspito. Dicen los científicos que han existido en la Tierra unos 500 millones de especies. Y todas, salvo las actuales, se han ido extinguiendo.
Ahora bien, ¿cuántas especies viven hoy en la Tierra? Llevamos 250 años «etiquetándolas», pero apenas conocemos una pequeña parte. Hasta ahora, la ciencia ha descrito alrededor de 1.250.000 especies diferentes, de las cuales la mayoría son insectos, microorganismos y animales marinos. De todas ellas, solo algo más de 200.000 describen alguna clase de vertebrado. La cifra real de la diversidad, sin embargo, es mucho mayor, aunque no se sabe exactamente cuánto. Según quién haga el cálculo, se sitúa en algún lugar entre los tres y los más de cien millones de especies. Ahora, un nuevo estudio, el más preciso realizado hasta la fecha, ha conseguido acotar esa cifra.
Ocho millones setecientas mil. Con un margen de error de «solo» 1,3 millones. Es la cantidad anunciada por un equipo de investigadores estadounidenses del Censo de Vida Marina y se basa en una nueva técnica analítica que ha conseguido recortar las estimaciones anteriores. De ese total, 6,5 millones de especies serían terrestres y unos 2,5 millones marinas.
El estudio, recién publicado en la revista PLos Biology, sostiene que el 86 por ciento de las especies terrestres y el 91 de las marinas están por descubrir. Conocemos demasiado poco como para predecir el estado de salud de la vida en la Tierra.
Desde que Carlos Linneo publicara en 1758 el sistema (que aún se usa) para nombrar, clasificar y describir especies, cerca de 1,25 millones de ellas (un millón terrestres y 250.000 marinas) han sido descritas y han pasado a formar parte de las bases de datos de los científicos. A esta cifra hay que añadir 700.000 descubiertas pendientes de clasificación. Y hasta ahí llega nuestro conocimiento.
Pero Camilo Mora y Boris Worm, los principales autores del estudio, han conseguido llegar a una cifra casi redonda de 8,7 millones de especies. Y lo han hecho identificando diferentes patrones numéricos en la forma de clasificarlas, en un sistema piramidal en el que las especies se juntan en géneros, los géneros en familias, las familias en órdenes, los órdenes en clases, las clases en filos, los filos en reinos y los reinos en dominios.
Así, analizando la distribución de las 1,25 millones de especies catalogadas hasta ahora, Mora, Worm y sus colegas descubrieron que entre ellas existen relaciones numéricas muy significativas.«Descubrimos que utilizando estos números podíamos predecir el número de especies».
Al aplicar el sistema a los cinco reinos conocidos de eucariontes (el dominio que incluye a todos los organismos constituidos por células formadas por estructuras complejas en el interior de una membrana) los resultados fueron los siguientes:
7,77 millones de especies de animales (de las cuales 953.434 han sido ya descritas y catalogadas).
298.000 especies de plantas (de las cuales 215.644 han sido ya descritas y catalogadas).
611.000 especies de hongos (de las cuales 43.271 han sido ya descritas y catalogadas).
36.000 especies de protozoos (de las cuales 8.118 han sido ya descritas y catalogadas).
27.500 especies de chromista (de las cuales 13.033 han sido ya descritas y catalogadas).
El total arroja 8,74 millones de especies eucariotas en la Tierra.
Los científicos dicen que, según se vayan catalogando nuevas especies, su método será cada vez más preciso.
Algo que no será una tarea fácil. De hecho, y basándose en los costes y técnicas actuales de clasificación, el estudio considera que para identificar y catalogar todas las especies que faltan serán necesarios unos 1.200 años de trabajo de más de 300.000 taxonomistas, con un coste aproximado de 364.000 millones de dólares (263.100 millones), según afirman los biólogos Fernando Carballo y Antonio Marques, de la universidad de Sao Paulo, en otro estudio reciente publicado en Trends in Ecology and Evolution. En todo caso, una tarea ingente y extremadamente cara, aunque necesaria.
«Con el reloj de la extinción de muchas especies en marcha —afirma Camilo Mora— creo que acelerar el inventario de las especies de la Tierra es una tarea que merece ser prioritaria para los científicos y para la sociedad».