jueves, 14 de junio de 2012

La mayoría del polvo de tu casa no es piel muerta de tu cuerpo sino cacas de ácaro



Se suele decir que el 70 % del polvo doméstico que tanto nos afanamos en limpiar con el plumero o que nos provoca continuos estornudos está formado por piel humana. Pero lo cierto es que tal cifra es una exageración.

Hay piel humana, naturalmente, pero las fuentes más habituales de polvo son la arena, la harina o los deshechos de insectos. Toda la piel muerta que perdemos llenaría un paquetito de harina, es decir, que perdemos bastante, sin embargo es un alimento muy suculento para los ácaros del polvo, por eso no hay tanta por nuestra casa. Gran parte de nuestra piel muerta también se marcha por el desagüe de la bañera cuando nos duchamos.

Los ácaros del polvo, que pertenecen a la familia de las arañas, son diminutos. Tanto que una cucharadita de polvo puede contener hasta mil ácaros… y 250.000 de sus cacas o deposiciones. Sí, exacto, cerrando todos los conductos de entrada a mi cuerpo a la señal de ya.

En otras palabras, la mayoría de alérgicos al polvo en realidad lo son a las cacas de los ácaros del polvo. Las encimas que excretan los intestinos del ácaro atacan las vías respiratorias y provocan síntomas asmáticos o parecidos a la fiebre del heno.

Con todo, la composición exacta del polvo doméstico es un dato muy esquivo, porque depende de muchísimos factores: depende del país que estudiemos, la casa, la habitación, la estación del año, el estilo de vida de sus habitantes, la frecuencia con que se limpia, si se suelen abrir las ventanas o no… Si queréis más datos al respecto, os recomiendo echar un vistazo al artículo que publiqué hace tiempo al respecto: el polvo que nos rodea.

Otro mito que hay que desterrar a propósito de los ácaros es que constituyen la mitad del peso de una almohada. Es decir, que nuestra cara descansa cada noche en el equivalente al Manhattan de los ácaros (o de su cementerio, porque la mayoría, según el mito, estarían muertos). Tranquilos, el dato es falso, algo que se empeñan en recordar continuamente los fabricantes de ropa de cama. Ya podéis imaginar la razón.

De todas formas, los ácaros no son motivo de preocupación (aparte de las alergias)… más que nada porque ahora mismo, en la piel de vuestra cara, ya vive una vibrante comunidad de ácaros. Son los llamados ácaros foliculares (Demodex folliculorum) y vive solo en los seres humanos. Miden dos centésimas de centímetro, así que pueden encajar holgadamente en un folículo de vuestra piel.Además tienen garras y una boca con la que pueden atravesar las células de la piel. Pero respirad tranquilos, si bien los excrementos de los ácaros son todo un engorro (además que produce un ecs unánime), los ácaros foliculares apenas generar excrementos. Ni siquiera tienen ano. Es todo un alivio, ¿no creéis?

domingo, 10 de junio de 2012

Las naranjas son de color naranja porque se tiñen sintéticamente para que parezcan naranjas



Si le preguntamos a alguien de la calle de qué color es la naranja, refiriéndonos a la fruta, tras un ligero titubeo (¿acaso me están tomando el pelo?), responderá con firmeza: naranjas. Las naranjas son de color naranja, precisamente por eso las llamamos naranjas. ¿No sería absurdo llamar naranjas a una fruta que muchas veces no son de color naranja?

Pues sí, lo es. Y además es justamente lo que ocurre. Las naranjas no son naranjas, y muchas veces lo son simplemente porque las modifican artificialmente para que nos parezcan naranjas.

Incluso estando ya maduras, en muchos países las naranjas son verdes, pero siguen llamándose naranjas (no verdes). Lo mismo que ocurre, por cierto, con los limones, los mangos, las mandarinas y los pomelos.

En realidad, el color original de las naranjas no es el naranja sino el verde. La naranja es en realidad no es un fruto silvestre sino un cruce de mandarina y pomelo, cultivado por primera vez en el sudeste asiático. Entonces eran verdes, y así siguen siendo allí. Las naranjas vietnamitas, por ejemplo, tienen la piel de un color verde intenso, y la pulpa naranja.

Entonces ¿de dónde viene el color naranja de la naranja? Lo explica así John Lloyd en su libro El nuevo
pequeño gran libro de la ignorancia:

Las naranjas no son una fruto tropical, sino subtropical, y el color depende de dónde se cultiven. En los climas más templados, la piel verde se vuelve naranja con el fresco; por el contrario, en los países donde siempre hace calor, el frío no destruye la clorofila, y la fruta conserva el color verde. Por ejemplo, las naranjas hondureñas se comen verdes en el país de origen, pero se “anaranjan” artificialmente para su exportación. Para conseguirlo, se rocían con gas etileno, un subproducto de la industria petrolera cuya aplicación principal es la producción de plástico. El etileno es el compuesto orgánico más fabricado del mundo: se generan más de cien millones de toneladas anuales. Elimina la capa exterior, verde de forma natural, y revela el color naranja, más conocido.

Sí, amigos, para que la naranja tenga el color que le da nombre es necesario que se produzcan bajas temperaturas durante la noche. Si esto no ocurre, por la noche se producen grandes cantidades de clorofila que la vuelven verde aún estando maduras.

Las naranjas estadounidenses, procedentes de California, Texas y Florida, también solían teñirse de forma sintética hasta el año 1955, cuando la Agencia de Alimentos y Medicamentos lo prohibió. De todas maneras no tengáis reparo: el etileno es inodoro, insípido e inocuo, y son muchas frutas y verduras las que lo emiten de forma natural una vez han sido recolectadas: manzanas, melones, tomates, aguacates o plátanos, por ejemplo. El etileno no es perjudicial para las personas. Y sin él las naranjas quizá no se llamarán naranjas, sino verdes.

O sí. El nombre original de las naranjas era ‘narangah’ del sánscrito, y que significa literalmente ‘veneno para elefantes’. Esto es así por una antigua leyenda que contaban según la cual la naranja era un manjar tan rico y dulce que los elefantes llegaban a morir de glotonería comiendo naranjas.

viernes, 1 de junio de 2012

¿Por qué algunos animales matan a sus cachorros?

El infanticidio animal puede parecernos cruel, pero se trata de una estrategia para mantener la supervivencia de la especie, según se desprende de un estudio publicado en el último número de la revista Journal of Theoretical Biology. Entre los leones, cuando los machos son despojados de su liderazgo, las crías que tuvieron con las leonas del grupo se eliminan de una forma feroz: el nuevo líder muerde su cabeza, espalda, cuello y aplasta su abdomen. De este modo consigue que las hembras vuelvan a estar en condiciones de tener crías rápidamente. Además, así el nuevo líder se libra de futuros competidores por la jefatura del grupo.

Los machos leones son los que dan muerte a las crías, pero en otras especies, las infanticidas pueden ser las hembras, como ocurre con las ratas. Según explica Tim Clutton-Brock, profesor de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y coautor del trabajo, estos roedores se deshacen de una cría cuando nace con deformidad o dan muerte a las de otras hembras para usurpar el nido. Y entre los suricatos, los machos nunca matan a las crías, ya que son las hembras dominantes las que se convierten en “asesinas” de las crías de las subordinadas.

Los bebés chimpancés también suelen ser blanco de la agresividad de los machos que se convierten en el nuevo jefe. Sin embargo, en este caso, algunas madres emplean hábiles estrategias para reducir las probabilidades de perder a sus hijos: se aparean con varios individuos y así siembran la duda sobre su paternidad.