Las hembras de una especie de primates que habita en las tierras altas de Etiopía tienen un comportamiento extraño cuando, por alguna razón, el macho dominante del grupo es reemplazado: sufren abortos espontáneos.
Los científicos le han llamado “efecto Bruce” al fenómeno que se presenta entre las geladas (Theropithecus gelada) embazaradas, que en la mayoría de los casos sufren abortos espontáneos después de quedar bajo el mando de un macho que no ha sido con el que se aparearon.
Este tipo de comportamiento, o reacción, ya había sido observado en roedores de laboratorio pero no se había encontrado un caso igual en una población silvestre antes del estudio que realizó un equipo encabezado por la profesora Jacinta Beehner, del Departamento de Psicología y Antropología de la Universidad de Michigan.
Pero ¿por qué abortan estas hembras? ¿Será una respuesta a una señal social o química o ambas?
Las geladas viven en grupos familiares con un macho dominante como líder; mismo que se aparea con todas las hembras pertenecientes al grupo mientras sea dominante.
El problema es que hay otros machos solteros que constantemente están buscando una oportunidad para derrocar al líder del grupo. Si el nuevo macho le gana al antiguo líder, entonces tiene el paso libre con todas las hembras del grupo – y normalmente mata a todas las crías dependientes engendradas por el macho anterior. Extrañamente, el macho predecesor se puede quedar en el grupo pero como subordinado.
Al matar a las crías, lo que logra el nuevo líder es que las hembras vuelvan a ser fértiles prontamente. Lo que nos pone a pensar si las hembras geladas son lo suficientemente inteligentes para saber que, si están embarazadas cuando llega un nuevo macho dominante, su cría no tendrá la menor oportunidad de sobrevivir.
La naturaleza es sabia, y por eso las hembras que abortan por cualquier razón vuelven a ser fértiles rápidamente, se aparean con el nuevo macho y sufren una demora menor en la reproducción; para poder preservar a su especie.
“En condiciones en las cuales la supervivencia de la cría es mínima debido al infanticidio, la selección natural favorece a las hembras que tienen la capacidad de perder su embarazo antes de la pesada inversión en la gestación y la lactancia”, señala el estudio.
Impresionante la manera en que la naturaleza se adapta a las pérdidas; más aún cuando esa pérdida está ligada a un condicionamiento social interno de este grupo de primates.
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